20.7.14

"El que quiera nacer, tiene que romper un mundo." - Demian - Hermann Hesse
A veces no estoy. No estoy y me queda el cuerpo. Recorro pasillos inmensos de fotos viejas, álbumes familiares, postales. Cosas de casa de abuela. No quiero, no puedo. No estoy. Te pediría disculpas, pero la culpa, dicen, es cosa religiosa. No podría tener culpa de mi propia lucha interna. La batalla es lenta, fija, constante. Noche a noche, día a día ¿Quién te dijo que mis borradores de mi misma no se me pegan a la cara? Soy un boceto inconcluso de lo que pretendo ser, y todavía. Este pedazo de arcilla sin sentido no tiene ni las lineas principales. Construirme, ojala ese fuese el problema. Seguir rectas específicas con finales cerrados, ángulos perfecto. Pero no. Todavía ando en un veremos que me come la espalda a gritos. Toma el poder la voz interna, y me susurra cosas nefastas. Para deconstruir hay que romper el cuero. Cuando el cuero se rompe empieza la sangre espesa y oscura a salir a chorros. No es tanto el problema las gasas o el enchastre. Pero el grito. El grito mudo, casi como un sonido imperceptible. El grito ciego. Casi como un chillido agonizante. Lucha. Tiene fuerza y comando. Un poder inmundo. ¿Cómo quejarme si acaso yo firmé los papeles, y llene los datos para que se pusiera a cargo? Diría que tiene, esa versión mía, el monopolio de las fuerzas. Esta sed de muerte, y vida, es a gatas una guerrilla con armas de papel, encerrada en un bosque denso. Cada día medio centímetro. Cada día medio suspiro. Cada día una victoria. Cada día una gota de sangre. Cada día. Cada día. Sé que tengo la batalla ganada, solamente porque para mí la cosa es vida o muerte. No existe una derrota posible. Y sin embargo, acá vuelven. Me retuerzo de espanto y sin embargo. Soy a penas el intento. Siempre un intento. Nadie muere sin dar pelea. Nadie resigna un poder tan inmenso. Soy, solamente, las ganas de salir de mi propia dictadura. Soy un sonido mudo en medio del impacto. Mis ojos mutan, mis manos tiemblan, mi cuerpo vibra. No tengo más que esta loca idea de una utopía. Las revoluciones, y vos lo tenés más que claro, son internas. Son eternas.Las revoluciones, dicen, se hacen con sangre o con tiempo. Ésta tiene las particularidad de dibujarse en un tiempo sangrante.  De ser y estar en el mismo momento. De ir y venir con el compás del encierro. No tiene más víctimas que mi propia ignorancia. No tiene más armas que mis manos desnudas. No hay otro campo de batalla que el de mi cuerpo. No tengo alianzas ni cuarteles. Estoy sola conmigo mirando fija y sedienta. Seré, sin alternativa, mi propia asesina. 

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