28.7.14

No tengo miedo. 
Este temblor es solamente un acto reflejo. 
Y tu mano clavándose en mi espalda. 

Quizás el terror tenga componentes varios
Como la adrenalina que genera este acantilado
Y vos mirándome desde enfrente. 

Vértigo y pudor. 
Una enorme cantidad de sudor
Y la seguridad de que del otro lado
También hay un acantilado. 

No puedo. 
No quiero. 
Pegar la vuelta. 

El impulso del escape
Golpetea el cuero
Con una compás intermitente

Sé que tengo la salida en la punta de las manos
En la comisura de los labios. 
En la intensidad de los dientes. 

Elijo. 
Seguir mordiendo
/te

27.7.14

¿Qué es la violencia? Su mano cae firme sobre mi cara, es un golpe casi seco. ¿Acaso existe la emancipación de la violencia? El rostro queda enrojecido, la piel arde ¿Es acaso la violencia capaz de autonomizarse y generar por sí misma un acto de rebeldía? Algo dentro mío se quiebra, la sonrisa aparece de golpe. ¿Se puede controlar, decidir, quitar a la violencia su contenido opresor? La miro fijo a los ojos, se me inyecta el cuerpo de placer y venganza. ¿Si no existiese el monopolio de la violencia, si cada quien ejerciera con independencia dónde, cómo, cuándo y con quién ejercerla perdería su contenido violento? Un cosquilleo me envuelve los dedos, los brazos, la boca; vuelvo a poner la cabeza en eje. La miro, me mira. ¿Puede acaso el impulso violento ser un impulso de vida? Sus ojos se agigantan, lo consumen todo, el dolor empieza a concentrarse, me despierta. ¿Es acaso la violencia una herramienta concentrada en el poder de unes poques? Mi mano ahora levanta la apuesta, la sed se me clava en la garganta. No soy yo. ¿Es la violencia poder concentrado, monopolizado, jerarquizado, colonizado? La reacción es veloz, incontrolable, insoportable, me dirijo directamente a su nuca, ella arquea la cabeza, ya no me mira. ¿Si pudiésemos tomar la violencia, desmembrarla, segmentarla, apropiarla, acaso dejaría de ser en sí misma violenta? Siento los dedos temblando mientras toman su pelo y tiran con fuerza. Controlo lo que mira, cómo mira,  dónde mira. Control ¿Pasaría a ser un acto de socialización consciente de una herramienta de poder? Siento su tensión corporal, se mezcla con una fascinación inaudita. ¿Puede la violencia desnaturalizarse de su rol de control y pasar a ser un ejercicio de placer y autonomía? En un momento siento el golpe, lo siento a pesar se ser mi propio brazo el que lo ejerce, lo siento en un instante. Su cuerpo absorbe el impacto de forma inmediata ¿Existe un acto de violencia por sí mismo, sin un contenido de desigualdad? Otro golpe, escucho el sonido duro. ¿La acción que genera placer puede leerse por si sola como una acción violenta? Otro golpe, la piel empieza a enrojecerse ¿La violencia proviene de quien la ejerce? Otro más y ya pierdo la cuenta, veo sus ojos perderse en un segundo ¿Puede la violencia misma rebelarse contra la violencia? Empiezo a sentir como mi mano se duerme, a la par ella se excita ¿Puede acaso el placer de cualquier manera, que no requiera consumo, no ser un acto de rebeldía? Otro golpe, de alguna forma no hay retorno ¿Existe la violencia como acción individual en un contexto de consenso y deseo? Pierdo fuerza y caigo cerca de su pecho ¿Puede la violencia existir como un impulso de amor? La miro fijo a los ojos, ella me devuelve suave el gesto ¿Si tomamos las armas del opresor, siguen siendo armas? La misma mano que ejerció los golpes roza la piel suave, ella arquea la espalda como antes la nuca. ¿Si la herramienta no tiene el mismo fin, sigue siendo la misma herramienta? Las sonrisas se cruzan en una proyección directa, el cansancio me consume ¿Si no existiese la violencia social, político/económica, territorial, opresora, un golpe seguiría considerándose como un acto violento? Le veo las marcas de mis dientes en el hombro ¿Si un abrazo asfixia pierde su sentido? Ayer eran rojas y hoy violetas ¿Si un golpe genera placer sigue siendo un golpe? Algo en mí entiende algo que todavía no entiendo. Entre cansancio y satisfacción, nos dormimos una en brazos de la otra. ¿Puede la violencia ser amor puro?

20.7.14

"El que quiera nacer, tiene que romper un mundo." - Demian - Hermann Hesse
A veces no estoy. No estoy y me queda el cuerpo. Recorro pasillos inmensos de fotos viejas, álbumes familiares, postales. Cosas de casa de abuela. No quiero, no puedo. No estoy. Te pediría disculpas, pero la culpa, dicen, es cosa religiosa. No podría tener culpa de mi propia lucha interna. La batalla es lenta, fija, constante. Noche a noche, día a día ¿Quién te dijo que mis borradores de mi misma no se me pegan a la cara? Soy un boceto inconcluso de lo que pretendo ser, y todavía. Este pedazo de arcilla sin sentido no tiene ni las lineas principales. Construirme, ojala ese fuese el problema. Seguir rectas específicas con finales cerrados, ángulos perfecto. Pero no. Todavía ando en un veremos que me come la espalda a gritos. Toma el poder la voz interna, y me susurra cosas nefastas. Para deconstruir hay que romper el cuero. Cuando el cuero se rompe empieza la sangre espesa y oscura a salir a chorros. No es tanto el problema las gasas o el enchastre. Pero el grito. El grito mudo, casi como un sonido imperceptible. El grito ciego. Casi como un chillido agonizante. Lucha. Tiene fuerza y comando. Un poder inmundo. ¿Cómo quejarme si acaso yo firmé los papeles, y llene los datos para que se pusiera a cargo? Diría que tiene, esa versión mía, el monopolio de las fuerzas. Esta sed de muerte, y vida, es a gatas una guerrilla con armas de papel, encerrada en un bosque denso. Cada día medio centímetro. Cada día medio suspiro. Cada día una victoria. Cada día una gota de sangre. Cada día. Cada día. Sé que tengo la batalla ganada, solamente porque para mí la cosa es vida o muerte. No existe una derrota posible. Y sin embargo, acá vuelven. Me retuerzo de espanto y sin embargo. Soy a penas el intento. Siempre un intento. Nadie muere sin dar pelea. Nadie resigna un poder tan inmenso. Soy, solamente, las ganas de salir de mi propia dictadura. Soy un sonido mudo en medio del impacto. Mis ojos mutan, mis manos tiemblan, mi cuerpo vibra. No tengo más que esta loca idea de una utopía. Las revoluciones, y vos lo tenés más que claro, son internas. Son eternas.Las revoluciones, dicen, se hacen con sangre o con tiempo. Ésta tiene las particularidad de dibujarse en un tiempo sangrante.  De ser y estar en el mismo momento. De ir y venir con el compás del encierro. No tiene más víctimas que mi propia ignorancia. No tiene más armas que mis manos desnudas. No hay otro campo de batalla que el de mi cuerpo. No tengo alianzas ni cuarteles. Estoy sola conmigo mirando fija y sedienta. Seré, sin alternativa, mi propia asesina. 

19.7.14

Cuando vos venís, el tiempo se va. Se escapa, se pierde. No tiene condiciones, ni ejerce función. No existe tiempo cuando tu piel me levanta la apuesta del desgarro. No hay realidad, ni posibilidad. No queda nada más que la voracidad del segundo. Somos impulso en acción, y así nos dejamos el pecho. El cuero es el límite, pero si pudiese, te dejaría que me abras la carne, que revises, encuentres, coloques tu mano directamente sobre el tejido que late a niveles inhumanos, que se acelera y se atrasa, que no coordina, que no entiende qué pasa. De golpe llegas y la rebeldía no existe, nada puede rebelarse cuando se instala una revolución. Quemamos el tabaco al mismo tiempo que la estructura.  Somos el palpitar del clítoris erecto en armonía perfecta con la sinapsis de las neuronas. Algo se cubre de un color azulado, tus ojos se vuelven alivio, tus uñas se clavan como cuchillos que espero, que quiero, que deseo que penetren el centro. Profundo. Respirar tu piel en un segundo. Tu boca se hace agua, mi sed se hace deseo, las manos no tienen límites, son miles. Somos y hacemos lo que nos permite el intento. No hay realidad más que la que nos animamos a construir en un instante. Somos ese instante. Nos volvemos un marco temporal inexistente. Somos vida. Vida pura. Hacemos vida con cada intervención de los dedos en el cuerpo. Necesito. Tus poros tienen el único aroma que quiero respirar hasta la muerte. La música se pierde, deja de tener sentido. No hay resto. No me queda resto cuando lo que necesito es un segundo más. Porque el tiempo como se va vuelve, y de golpe ya es la hora. El mundo, ese otro, ese que no existe cuando vos y yo existimos en conjunción, se asoma por la venta. Entra a invadirnos, entra a la fuerza, y toma el poder que nosotras tenemos. Ese poder es nuestro. Es todo el poder junto, es el poder de ser lo que queramos. Es el poder de un amor insoportable. Que no tiene margen comercial, que no existe, que no se permite. Dos palabras. Dos palabras y me quedo acá. Dos palabras, te miro fijo, casi exigiendo que las digas. Dos palabras y me olvido hasta mi nombre, y paso a nombrarme con el sonido que hace tu boca cuando llegas al orgasmo. No tengo más que pedir que la longitud de tus piernas invadiéndome el cuerpo. Cada vez que tu espalda se arquea me derrumba la infraestructura, las ideas, las verdades. Sismos. Pero el tiempo vuelve, y no nos entrega ese segundo. No soporta este placer. No soporta estos cuerpos vibrando en sintonía. No soporta nuestra sonrisa contrahegemónica. No soporta el gemir en disidencia. No soporta esta muerte a cada rato, y este revivir en con cada tacto. El mundo no nos soporta, y nosotras no soportamos al mundo. 

12.7.14

No sé qué hacer. Más bien no sé qué hago. Tengo parte de tu esencia en la cama, parte en la boca, en las manos, en el cuero desnudo y tierno. Expuesto. Me presento ante tus fauces devoradoras y deseantes con la vida en las manos. No tengo más que este tiempo. Tengo la conciencia de que el momento del imprudente llegó para quedarse. Morir sola y en tus brazos, sería exactamente lo mismo. Se te dibuja la sonrisa que sale del convenio. Régimen de faltas, ausencias y presencias. Compartir mi locura con el mundo. Si más bien no quedan restos de individualismo. Mi amor es del mundo. Tus marcas me las quedo, son mías. Me permito la pizca decente de arrogancia e ignorancia. Soy vulnerable a tus principios. Soy el principio de mis dudas. Ando descalza por el medio de un bosque quebradizo. Exhalo. Humo negro penetra los pulmones secos. Sexo y furia. Algo de todo esto tenía que pasar exactamente cuando pasó. Pero ya no creo en encuentros desencontrados, ni en destinos ligados. Soy lo que vengo hacer de mi misma en la inmensurable amplitud de tus piernas. Deseo en carne. Sangre. No nos dejamos más marcas que las rojas en la espalda. Volvés al norte, tu norte, ese norte. Yo simplemente formo parte del millar de puntos cardinales en la red de pesca de tu placer. No pido más, no podría ni aunque quisiera. Hasta para levantar reclamos se necesitan palabras y yo quedo muda. No tengo cuerdas vocales cuando se te rebela la tinta de la espalda. Otro golpe ¿Y van? Si este dolor de hace costumbre, voy a vivir entre cicatrices y moretones. Permitime al menos la adicción. Amor en forma pura. No existe más que las ansias. Ocupan todo, son todo, invaden todo. Ansias. Mientras me miras con el cigarrillo a media y me invitas a escaparme. No me escapo del mundo, sino de mi misma. Dejamos la cordura y los corpiños en el mismo cesto de ropa sucia. Lavemos la premisa más pura. Soy capaz incluso de rebelarme ante tu rebeldía. Así de jodida puedo volverme. La lluvia llega cuando te vas, y no hay metáfora. Simplemente llueve cuando te vas, así como si intentara no darnos la escena más clásica de todas las novelas. Podríamos acaso tener algo clásico, o será la idea inmolarnos en teorías. Arrancame la piel con tus ideas. No dejes más que un hueso expuesto y la sed de vida. Odiame cada vez que te mire enamorada. Destruime el amor romántico con la boca, y déjame sola para reinventarme desde el centro. Tengo que empezar todo de nuevo. Todo. Con la fuerza de dos orgasmos déjame acabar con mis teoremas vencidos. Si en el éxtasis del juego, nos miramos a los ojos y lo único que vemos es la posibilidad de la muerte. Matame. Firmo el acta entregándote el permiso correspondiente. Homicidio consensuado. Si la fatalidad es la cura a tanta vergüenza, que más que morirme en la cama mojada y con tu mano en el pecho. Al final de cuentas, no importa mi amor absurdo, somos solamente cuerpos en una guerra sexo-política de la cual ni siquiera tenemos plena conciencia. Resistimos con las manos en alza, con el cuero roto y el corazón en la mano. Todo este devenir de suspiros tienen como fin el gemido extenso de tus pies arqueados. Lo sabemos, aunque sea más sádico que el marco teórico que pretendemos inventar, no hay más revoluciones. Quizás por eso el dolor sea un placer tan inmenso, aunque no lo busquemos, ya nos duele el hambre en la comisura de los labios. 

9.7.14

Queda el sabor a ceniza
Una pasta que se mezcla con saliva
Esta decepción de entre casa
La luz apagada

El humo que detestaste siempre
Esta vez acompaña el entierro

Amerita sabernos mortales
Plenamente culpable
Ante la incapacidad del tacto

La saliva del grito estalla contra la puerta
Y tus ojos mutan,
Se estimulan en llanto
No sos vos

Si pudiese recordar tus labios
Apuntando filosos contra mi melancolía
Si pudiese recordar la palabra dicha
En el punto justo

Dos centímetros de odio
Con la duda inclemente
No me amas
El cuerpo tieso

La empatía se nos perdió
En el camino a casa
No pudimos
No supimos

No soy yo

Esto no es lo que hicimos
Alguna vez construimos una escalera
Hoy somos a penas barro