30.7.09



- Quince, veinticinco, dos, tres, trinta y ocho, cuarenta y cinco, siete, doce, catorce, cinco, cinco, cuatro, veintinueve, treinta y seis, sesnta y nueve, noventa y dos... -
Maria seguia dictando numeros a la otra, mientras pensaba en lo poco divertido que era todo esto, la monotna rutina la guiaba a las fauses inmensas de la costumbre.
- Veintiocho, curenta y cinco, tres, cincuenta, setenta y cuatro, diecisiete...-
Se miró por un segundo, remera gris, jeans opacos, pelo ni lacio ni enrrulado, con ondas, ni rubia ni morocha, castaña. Las uñas con emalte transparente amargo para evitar morderlas. Insulso, todo con sabor a nada.
- Treinta y cinco, veintinueve, cinco, cinco, cero, quince, treinta y nueve, setenta y seis..-
Ojos marrones, ni muy negros, ni muy claros, ni nada. Ni una minimo todo verdoso que se colara en ellos, nada, solo marrones, planos chatos, ni muy chicos, ni muy grandes. Zapatillas normales, de lona, simples, basicas, insipidas. A gatas un collar con forma de la virgen Maria que le habian regalado sus padres. Penso por un segundo que quisiera usar anteojos para poder tener algo con que referenciarse, algo que sea suyo y la caracterizara, no tenía esa suerte.
- Paso a la siguiente hoja. Hoja numero trecientos diesiocho. Uno, cuarenta y tres, veintiuno, setenta y cinco, ochenta y siete...-
La luz del cuarto era opaca, la mesa chiquita de patas largas, su silla convinaba con la remera en un gris un poco mas oscuro, el cubiculo chiquito, no más de dos por tres. Se escuchaba a la gente pasar riendo. No llegaba a saber quienes eran, y aunque distinguiese las voces seguramente no sabria los nombre, no solía socializar con la gente de la oficina. Penso que despues de eso tenia ganas de ver a sus amigos, dos personas que concia desde el secundario. Recordó despues que estarian cada uno con sus parejas. No valia la pena llamarlos, iban a estar ocupados.
Estaba muy aburrida, pero miró re reojo el reloj, en cinco munutos se podía ir.
- Cuarenta, trinta y siete, noventa y dos, ochenta y ocho...-
Salió de la ofinina, se subio al colectivo, llegó a su casa cansada. No tenía mascotas, ni pecesito, ni gato, ni perro. Las paredes blancas lisas sin cuadros, una computadora portatil, una tele chiquita, un sillón sin gracia. Mesa en el medio con tres sillas, de madera, comunes y corrientes.
Estaba feliz de estar en casa, agarró un poco de agua y se sentó sola en la mesa. Quedó ahi un par de minutos. Despues se sentó en la computadora. Miró sus paginas personales, no habia nada nuevo, ni una firma, ni comentario, nada. Se sentó otros minutos y decidió hacer un solitario.
Hizo tres.
Prendió la televisión, nada era muy interesante, se tomó una sopa, se preparó un té.
Recordo que tenia cosas que podía adelantar del trabajo.
Agarró la hoja de la carpeta que estaba adentro del bolso. Y empezo a tipear.
- Setentay cinco, treinta y nueve, cuarenta y dos, tres, cinco, siete, dieciocho, veinte, veintitres...



2 comentarios:

yulie dijo...

Uno de los que más me gustó, lejos.

Pero, hay que hacer algo con la ortografía. Hay horrores eh XD

Ianthym dijo...

de acuerdo a la sensación de asfixia que me causó, creo que quedaría mucho mejor con oraciones más largas y enredadas. y creo que podés transmitir su *normalidad* sin explicitar de forma directa que a ella le molesta; lo haría más piola. pero coso, lo hablamos x).

- decirte las cosas así medio que me incomoda. vos pegame cualquier cosa xD -



es probable que pueda merendar con vos el domingo. pero coso, también lo hablamos :)