28.7.09





Le podria haber dicho mil cosas en ese momento. Sus ojos penetraban los mios reclamando merced. La miré aseguré que en toda mi vida no había vista una imagen tan perfecta, la oscuridad la iluminaba eterna, completa. La adoraba, le mostré un altar inexistente con su nombre grabado, juré no olvidarla, le exigí matrimonio, hijos, verdades. Le besé el alma, abracé su sonrisa, desnude sus ojos, le destruí el disfraz. Imploré que se quedara. La lastimé, sangró solo para que las cicatrices le recordaran mi nombre. Me pidió que parara.

Dos segundos duró su mirada fija. Las sonrisas convinaban ingenuas.
Se fue como en toda hitora real. Quizas si hubiese dicho, la hubiese obligado, lastimado, implorado.
Entendió todo sin necesidad de increpar el dialogo.



Siempre fue mas intenso nuestros silencios que nuestras verdades.
















1 comentario:

Ianthym dijo...

"le mostré un altar inexistente con su nombre grabado"

*se murió* xD