9.9.14

Chocamos en un instante. De esos. Como ese rayo de Julio. Una cachetada que deja el zumbido hiriente y energizante en el oído. Como un rapto de locura en medio de tanto vacío existencial. Como si la teoría se me aguara en la boca, y tu cintura tuviera todas las respuestas. Un estallido de inconsciencia consciente, de decisiones imposibles. Un intento inútil, como todos, de reconocernos lo cuerpos vivos entre tanta muerte ingenua. La lluvia no me permite la melancolía alegre, y se me viene la inmensidad del mundo en los parpados. Las bombas podrías estar acá y nuestros placeres ingenuos se encontrarías entre los cadáveres y los restos. Quizás no. Solamente somos carnada de nuestras circunstancias y contextos. Nada tiene de impredecible ni de correcto. Pero la necesidad física de tu aliento. Pero el palpitar incipiente de tu sexo. Pero el ruido de tus labios gimiendo. Pero la corporalidad de tu orgasmo tenso. Pero la pupila de tu ojo izquierdo.

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